Sobre el gato



Menos arrogante de lo que quisiera, el gato dueño de este blog es un PPP (peliagudo prospecto de periodista).
No le gusta el vino porque no se lo han enseñado, y sigue prefiriendo emborracharse con leche y miel.

Su tiempo lo divide entre distintos intereses, tales como la política, la economía, los deportes y la cultura. Eso sí, no es político y no sueña con serlo; no es economista porque es tacaño; no es deportista porque le da pereza andar sudando y no es culto porque no usa servilleta.

Dicen que "él es una irónica conversación, adornada con una mirada perturbadora".

Un compañero, ante la pregunta sobre cómo define al Gato, que no es otro que Alex Esteban Martínez, dice que es una "Pregunta complicada" ya que "ni siquiera algunas de las personas que más hablan con él son capaces de describirlo. Eso sí, se dice que es muy buen conversador; su miedo más grande es al completo abandono y lo decepciona el silencio. Desde vieja data, entabla amistades con mayor facilidad con las mujeres que con los hombres. Se considera excesivamente estable, de conversaciones difíciles y gustos impopulares. El sarcasmo y mordacidad -quizá la palabra sea sinceridad-, hacen parte de su naturaleza".

El mismo compañero dice que el humor del Gato "es 'superficial', más bien de tintes intelectuales. Usa gafas. No le gusta que le digan 'señor', ni tampoco le gustan las ventanas emergentes de anuncios en Internet". Se dice de él que es inteligente, crítico, sabelotodo, prepotente, "la que no pierde, la empata".  Es un 'comelibros', escrupuloso y descomplicado, aunque se considera aburrido porque no sabe cuál es el mejor plan para un sábado en la noche. Lo inspira Julian Assange, admira a una profesora de Español del colegio donde se graduó porque lo motivó por el mundo de las letras. 

Una amiga dice que Álex tiene como “gran cualidad la capacidad para hablar y escuchar popó, más allá de las intelectualidades y profundidades es eso lo que nos permite llegar a una reflexión de lo que no somos, de lo que queremos ser y no podemos”.

Dice que “en compañía del exseñor (ex por decisión de suya) he podido llegar a comprender la compleja simplicidad del ser humano, que la mayoría de veces no es tan humano. No es resentimiento social el que nos invade, es una cruda verdad que pocos tienen la valentía de expresar; no es arribismo, es sinceridad; no es soberbia, es certeza: los equipos de sonido grandotes son de negros,  las tías suelen ser inaportantes y hay sobrepoblación de bohemios con Mac. Cualidades disfrazadas de defectos, o defectos con piel de ovejas que hacen las veces de cualidades, no me importa, a fin de cuentas no necesitamos definirlos”.

Otra amiga dice que “Le gustan los amigos interesantes, por eso no puedo ser su amiga” y añade que “con una personalidad poco simpática, increíblemente logra agradar. Quizá su firmeza, arrogancia y, el hombre orgulloso que deja al descubierto, logra esconder el mejor de los seres humanos, el más crítico y un perfecto futuro colega…”